jueves, 18 de febrero de 2010

Reactivo & Proactivo

Proactivo vs. Reactivo

Lo llevamos en la sangre. Venimos de una cultura reactiva. Esta situación se puede deber a muchos factores. Seguir buscando estas innumerables causas nos condenan a seguir en el mismo abismo, pero buscar soluciones nos convertirán, talvez, en proactivos y dueños de nuestro propio destino.

Cargamos con la herencia pesada de buscar que nos digan qué debemos hacer e ignoramos la dulce libertad que tenemos. ¿Libertad para qué? Es lo que se preguntan las personas proactivas y representa el primer gran paso para erradicar la creencia que el destino está escrito, asumiendo la gran responsabilidad del escribir nuestra propia historia.

Las personas reactivas utilizan frecuentemente frases tales como: “Lo intentaré”, “Así soy yo”, “No puedo”, “Es demasiado para mí”, “Nadie me dijo”, “No es mi culpa”, etc. Todas ellas tienen algo en común y es la demostración de falta de compromiso y responsabilidad. El reactivo sufre del síntoma de víctima. Se ofenden, se quejan, culpan a los demás y dicen cosas que luego lamentan. Esperan que las cosas sucedan y cambian únicamente cuando no tienen otra salida. Este tipo de personas son las que normalmente pueden ser muy buenos auxiliares o asistentes, pues efectúan eficazmente todas las tareas que se le asignan, pero no existe mérito en el cumplimiento de lo que efectivamente nos ha sido asignado o de cumplir órdenes al pie de la letra.

El desafío está en ver más allá y dar ese adicional que marca la diferencia. Es por ello que las innovaciones son siempre mejor valoradas y premiadas, porque representan la creatividad, la creación de valor y la anticipación a lo inesperado. La persona proactiva se cuestiona a sí misma y a su entorno. Utiliza frases tales como: “Lo haré”, “puedo mejorar”, “busquemos alternativas”, “¿por qué esto se hace así?”, etc. La diferencia entre reactivo y proactivo en las empresas consiste principalmente en orientarse a los resultados, anticiparse a los factores estresores, fomentar el cambio y no solo anticiparlo, ser flexible y por último: tener ideas y convertirlas en acciones.

MUCHO CUIDADO

En los equipos de trabajo encontraremos siempre una mezcla de estos dos tipos de recursos y se debe tener mucho cuidado al manejarlos, pues cada uno tiene un comportamiento muy diferente. Si bien podemos encontrar recursos con carácter proactivo, estos no siempre tienen la seguridad de poder explotar sus capacidades y tomar iniciativas. La clave se encuentra en fomentarlos mediante la motivación y el acompañamiento. Ayudarlos a crecer y a aprender de sus errores, porque debemos tener muy en cuenta que la proactividad no es un estado sino un proceso. Tampoco la gente reactiva se encuentra condenada. Solo es cuestión de incentivarlas fomentando su creatividad e innovación, pues ser proactivo representa también la creencia en el potencial de las personas para mejorarse a sí mismas, su situación y su entorno.

Para convertirse en un agente activo del cambio y un buen líder para un equipo es necesario asumir una actitud proactiva y no esperar que otros tomen las decisiones importantes. Se debe pensar más en las opciones y soluciones que en los problemas y barreras. Tener un equipo que sintonice con esta filosofía no hace más que simplificar el trabajo, segregar funciones y distribuir responsabilidades fomentando la creación de valor en las empresas. Así también no debemos olvidar que en la vida nunca dejamos de aprender, que todas las personas tienen algo que enseñarnos y que sobre nuestras ideas siempre habrán formas mejores de ver y hacer las cosas.


Tomado de: http://www.lanacion.com.py/luis-velazquez/85-256539.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario